Hoy, viernes, cuando me levanté, fui a trabajar, vino una señora a peinarse porque tenía boda, la boda de su hijo. Nos estuvo contando todo sobre su hijo, que estaba muy feliz porque su hijo nunca lo había sido tanto. Cuando salió de la peluquería, estaba nevando y entró más feliz todavía porque dijo que sería muy bonito que cuando su hijo y su nuera salieran de la Iglesia recién casados estaría nevando y sería todo mucho más bonito.
Era la primera vez que veía nevar, desde hacía muchos años, aproximadamente desde que yo tenía 6 años, y también lo vi en Madrid, un viaje de negocios que tuvimos que hacer acá por mi papá.
Cuando salí de trabajar, fui a casa, comí y volví a salir para dirigirme hacia la Universidad, todo aquello estaba muy blanco, era precioso el paisaje.
Cuando llegué a la Universidad, eran las 15:00h, me faltaba aún 30 minutos para empezar la clase y decidí irme a la biblioteca para escribir algún post, ya que tenía muy abandonado mi blog. Llegó la hora de entrar a clase y nos comunicaron que las notas ya las habían puesto, como suponía, había suspendido el examen, y no podía ni presentarme al siguiente examen, era una mala noticia, esa asignatura iría conmigo hasta febrero, con mucha más materia de la que me imaginaba.
Los viernes, no tengo asignaturas muy fuertes, es más, a última hora de 17:30h a 18:30h, tengo psicología con un profesor que al parecer no es español, con él las clases son más amenas, siempre explica teoría los primeros 15 o 20 minutos de la clase y luego la teoría la pone en práctica con alguno de sus juegos.
Cada minuto que pasaba nevaba más y hacía más frío, estaba cada vez más convencida de que la Navidad estaba llegando.
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